En un contexto actual en el que los casinos en línea se llevan todo el protagonismo del sector del entretenimiento en Sudamérica y gran parte del mundo, las historias sobre antiguos centros de juego mexicanos toman más fuerza. Quizá por la voluntad de los que sienten melancolía del pasado o quizá por la resistencia al cambio que siempre recorre la mente del ser humano.
Los cambios no son necesariamente malos, siempre y cuando no olvides de donde vienes. Y en Tijuana difícilmente se van a olvidar del Casino de Agua Caliente, por todo lo que reportó durante los años que estuvo activo y por las leyendas que se cuentan sobre él hoy en día. Muchas de ellas dignas de Hollywood, con quien precisamente el casino tuvo una estrecha relación.
Pero sin duda la más impactante de todas es la que cuenta el relato acerca de “La Faraona”. Una mujer que se desempeñaba como bailarina en funciones de teatro en la década de 1920 y que causaba gran impresión en los hombres que iban a presenciar su espectáculo. Cautivaba con solo mirarla y con su manera de danzar.
¿Qué tenía que ver este personaje con el casino? En primer lugar que se presentaba con regularidad en el ya desaparecido Casino de Agua Caliente para hacer diversas funciones, además de ser una amante de las apuestas. Se cuenta que portaba un brazalete de piedras preciosas que atraía la buena fortuna.
Era casi imposible ver a La Faraona perder dinero en los juegos de cartas practicados en aquella época, por lo que poco a poco fue construyendo un capital impresionante que le permitía vivir a cuerpo de reina. Así hasta que el amor se cruzó en su camino de manera trágica. Ya saben el dicho: afortunada en el juego, desafortunada en el amor.
De entre los muchos pretendientes que fantaseaban con poder cortejar a la bella mujer, hubo un caballero inglés que logró su objetivo. Se dice que este era descendiente de un Lord británico (título nobiliario entregado a una persona con poder y autoridad en Reino Unido), que prometió llevar a la jóven a vivir a Inglaterra si esta compartía sus riquezas con él.
La Faraona quedó fascinada con el magnate, hasta el punto de encontrarse siempre con él una vez acaba sus presentaciones en el casino. Su romance fue largo y todos los ociosos en Tijuana conocían la relación de la pareja. Ella iba lentamente enamorándose cada vez más del caballero y este se enamoraba cada vez más del dinero de la fémina.
Pero la chica en el fondo era consciente de que el noble no la amaba, sino que se movía únicamente por el interés de su fortuna. Por eso una noche lluviosa decidió esconder parte de su dinero en un baúl y guardarlo bajo tierra, algo que no gustó nada al hidalgo. La historia estaba a punto de dar un giro inesperado.
Un guarda del casino afirmó haber visto a La Faraona muy disgustada aquella noche, lo que derivó en una fuerte discusión con su amado en el bungaló en el que se hospedaba. Él se había dado cuenta de que faltaba parte del dinero del arcón y se mostró muy agresivo, hasta el punto de herir a la jóven.
Cuando ambos se calmaron, la moza tomó una decisión radical: se hizo con la llave del baúl y cambió de ubicación sus riquezas para que el caballero jamás pudiera hacerse con ninguna de ellas. Además pensó que si ella no podía tenerlo a él, nadie más lo tendría jamás.
Regresó al dormitorio y a escondidas preparó dos copas de vino a las que roció con veneno. Al dar el primer trago, la mujer cayó al suelo desvanecida. El Lord comprendió entonces lo que estaba pasando y tiró su copa, a pesar de haber bebido. Salió despavorido a pedir ayuda y la leyenda dice que logró salvar la vida.
El caballero, sano a la vez que muy afectado por lo que había sucedido, se marchó de México para no regresar nunca jamás. El destino de La Faraona, sin embargo, no solo fue la muerte. Su espíritu quedó para siempre deambulando por las aguas termales del casino y por las dependencias que posteriormente fueron construidas en aquel lugar.
Actualmente la zona ha sido habilitada para acoger la Escuela Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas (PFLC en siglas) y varios son los estudiantes del centro que afirman haber visto la aparición de la mujer en plena noche. No solo en las secciones de la institución educativa, sino también por los jardines del complejo, tratando de proteger su fortuna.
El cofre jamás ha podido ser encontrado, pero el relato afirma que se halla cercano al minarete de la PFLC.
Diferentes versiones
Como suele ocurrir en este tipo de casos, la leyenda ha ido modificando ciertos datos con el paso del tiempo para acoger versiones distintas de la historia. Las bases se mantienen, pero hay quien asegura que fue el Lord inglés el que corrió a esconder parte del tesoro de La Faraona al sospechar que esta había descubierto sus verdaderas intenciones.
También hay personas que han querido ir más allá de la mística con el paso del tiempo y han tratado de utilizar las artes paranormales contactar con la protagonista e indagar en la historia. Una bruja afirmó sobre el mito que el nombre de la chica era el de Ana y que su fantasma portaba un vestido rojo, a pesar de que en el momento del fallecimiento portaba un camisón blanco.
En cualquier caso, lo que no se puede negar es que los hechos en torno al Casino de Agua Caliente siempre estarán ligados a la figura de La Faraona y viceversa.