Que Ensenada es un lugar en el que perderse lo tenemos claro: turismo, costas idílicas, parques nacionales, observatorios astronómicos, la Ciudad del Conocimiento… Mucho es lo que puede motivar a un visitante a pasar unos días de relax, ya sea un surfero devoto o un aficionado a los balnearios. También se pueden avistar ballenas o comprar pescado en su mercado Negro para perderse después paseando por su malecón… y por supuesto es casi obligatorio pasar a degustar su cocktail más popular, la margarita, en cualquiera de sus hoteles, bares o estupendos casinos.
Pero Ensenada no sólo es puntera como destino turístico o concentración de investigaciones científicas, también proclama ser la cuna del cocktail nacional más extendido a lo largo y ancho del planeta: hablamos de la Margarita, por supuesto.
Como en todos los orígenes sin registrar por escrito, existen disputas acerca de los verdaderos padres de tan exitoso combinado. En Ensenada dos locales se disputan su invención y presumen de prepararlos con maestría. Hablamos por un lado de la Cantina Hussong’s y por otro del Bar Andaluz.
No podían disputárselo dos locales con orígenes más dispares: el primero es un bar de los de antes, tanto como que fue en su tiempo una parada de diligencias. El segundo, en cambio, se creó como parte de un complejo lujoso que vivió su máximo esplendor en las décadas de los treinta y cuarenta. Hablamos del Bar Andaluz, hoy ubicado en el Centro Social Cívico Cultural Riviera de Ensenada que nació como fantástico hotel y casino.
El Hussong’s asegura que su mezcla de limón, tequila y licor Damiana debe su nombre a la hija de un embajador alemán; en cambio el segundo se lo debe a una de sus propietarias, Margarita King. Difícil será investigar cuál de los dos fue el primero, pero lo cierto es que ambos han contribuido a la leyenda de esta pieza de la gastronomía mexicana y a su extensión por el mundo entero.
Nos vamos a centrar en la historia de este segundo hipotético padre de la Margarita para hacer una fotografía del pasado de una Ensenada que fue investida del glamour de Hollywood durante sus años dorados.
El Hotel Playa Ensenada, que así se llamaba el actual centro cívico en el que se ubica el Bar Andaluz; nació en 1930 y fue padrino en la noche de su apertura nada menos que Xavier Cugat, impulsor de la música afrocubana en el mundo, compositor de Hollywood, celebrity e invitado de lujo en cualquier fiesta que se preciara. Y su piano acompañaba a la voz de Bing Crosby, nada menos.
Su ubicación a tan solo 80 km de la frontera estadounidense en plena vigencia de la Ley Seca lo convertía en un paraíso para famosos, actores, realeza y en general, VIPs de los EEUU en busca de la diversión que no podían encontrar en su propio territorio. No fue éste el único casino mexicano que se benefició de estas circunstancias, Tijuana también atrajo a un buen puñado de gente guapa con ganas de apostar con una copa en la mano.
El Hotel Playa Ensenada nació para brillar, pero lo cierto es que su historia de éxito fue breve: por un lado, la Ley Seca fue finalmente abolida en 1933, por lo que la gente dejó de tener que desplazarse más allá de sus fronteras para poder tomar un trago. Por otro ocurrió todo lo contrario: Mexico dejó de ser un país donde se pudiera jugar para divertirse ni apostar tras la prohibición en 1935.
La historia de este Hotel-Casino no es única en México, ya que la efervescente gente del mundo del espectáculo visitó nuestro país durante la vigencia de la Ley Seca en busca de la diversión que una ley que generó más crimen del que pretendía evitar les imposibilitaba. La vecindad, la belleza de los paisajes, el clima y el carácter mexicano fueron atractivos sumados a una -breve- época en la que nuestros casinos florecieron y albergaron entre sus paredes a estrellas del cine y multitud de buscadores de diversión.
Así, hoy día podemos tomar una Margarita en el mismo Bar Andaluz, pero las actividades que se celebran en el complejo en el que se ubica han cambiado ligeramente. Ahora alberga un centro cívico y cultural que ha respetado sus aires a caballo entre andalucía y el mundo árabe y que ha sido nombrado patrimonio artístico por la propia ONU. En su interior obras de arte y actividades culturales encuentran cobijo junto a un bar, el Andaluz, que sigue ofreciendo el archiconocido cóctel y sigue disputando la paternidad con el Hussong’s.
Resulta cuanto menos reconfortante que, si bien no han podido continuar muchos de ellos con la actividad para la que fueron creados, el juego, por lo menos se hayan respetado esos edificios construidos con tanto mimo y se les haya aportado valor intentando buscarles una nueva vida albergando otras actividades.
Algunas fuentes: “Baja Legends” de Greg Niemann, www.bajacaliforniabest.com, Wikipedia.