La historia de México con los juegos de azar es extensa. Desde la época prehispánica, con el patolli, hasta la época virreinal, con la batalla del juego contra la religión, el país ha tenido una relación con estas actividades lúdicas, al punto de que tuvieron un boom en el siglo XX.
Fue durante la etapa final del Porfiriato que surgieron los primeros casinos de estilo francés. Cuando Porfirio Díaz estaba en el mandato, se notó mucha influencia francesa en la infraestructura, la cual persiste hoy en día, con la colonia Juárez como un claro ejemplo.
En 1907, Díaz decretó en su mandato que los juegos de azar se convirtieron en negocios del sector turístico, lo cual ayudó a que la industria del azar tuviera ese empuje para su crecimiento, lo cual resultó beneficioso, tomando en cuenta que el primer casino en Las Vegas abrió 40 años después.
Uno de los casinos que surgieron todavía en el mandato Porfirio Díaz fue el de Ixtapaluca, municipio en el Estado de México, ubicado en donde actualmente se encuentra el hospital de especialidades de la localidad. Este casino pertenecía al Hospital de Leprosos, como se le conocía al Hospital Pedro López. Dicho inmueble contaba con tienda, zapaterías y caballerizas, además de que se ofrecían bailes.
Esto es lo que queda del casino en Ixtapaluca.
La Ley Seca de Estados Unidos, vigente entre 1920 y 1933, ayudó a que el sector creciera en México, con la apertura de casinos, bares, cantinas, casas de juegos e hipódromos, sobre todo en ciudades como Tijuana y Ciudad Juárez, que al ser fronterizas se volvieron en centros atractivos para los vecinos del norte.
Fue este decreto el que permitió un gran auge en el juego mexicano, con la llegada de construcciones como el Hipódromo de Agua Caliente (1927) en Tijuana, el Frontón México (1929) en la capital, el Casino de la Selva (1932) en Cuernavaca, Foreign Club (1934) de Naucalpan, además de centros de juegos en Ensenada que presumen ser los lugares en los que se creó la mítica margarita.
El país se llenó de estos recintos: los casinos, las casas de juegos, los clubes y los hipódromos tuvieron un enorme auge que se vieron enormemente beneficiados por las prohibiciones en el país de la frontera norte.
Sin embargo, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, el general decretó que los casinos quedarían abolidos, afectando a recintos como el Agua Caliente fronterizo, el Tecolote capitalino, el Foreign Club mexiquense y el Casino de la Selva en Morelos.
En 1947, el presidente Miguel Alemán expidió la Ley de Juegos y Sorteos, con lo que se le otorgó a la Secretaría de Gobernación la facultad para autorizar, reglamentar, controlar y vigilar las actividades de los juegos de azar, tanto en casinos como en apuestas, sorteos y loterías.
Se trató del primer documento oficial en el que se abordó la regulación de los juegos de azar y de la industria de la suerte en México, situación que hoy en día sigue avanzándose para asegurar que los mexicanos puedan divertirse de forma responsable.
En dicho documento, prohibió en el primer artículo los juegos de apuestas y de azar, mientras que exceptuó juegos como las damas chinas, el ajedrez y el boliche en el Artículo 2. Su artículo 4 señaló que la Secretaría de Gobernación determinaría todos los requisitos de los casinos para operar, permitiendo la reapertura de algunos cuantos.
Para 1955, el Frontón México obtuvo el primer permiso para juegos con apuestas en el país, si bien la otorgación de licencias en el país se hizo algo más común a finales del siglo XX, situación que fue aprovechada por el empresario Jorge Hank, quien pudo darle vida a Grupo Caliente, consolidándose como el grupo de casinos más fuerte del país.
Muchos de estos centros han desaparecido, como sucede con el Casino de la Selva en Cuernavaca o el antiguo casino de Agua Caliente en Tijuana, pero otros más han evolucionado para adaptarse a las épocas actuales.
Como ejemplo tenemos el Hipódromo de las Américas, cuyo casino Royal Yak es el más grande del país; el Hipódromo, Casino y Galgódromo que operan en el complejo de Agua Caliente, donde también tienen el estadio de futbol de los Xolos de Tijuana; el Frontón México con sus exhibiciones y torneos de pelota vasca, además de que el número de casinos ha crecido a cientos en el país.